martes, 25 de junio de 2013

EL TIEMPO CONVERTIDO EN ESPACIO ( LA ACELERACIÓN DEL TIEMPO )-René Guénon-1945

El tiempo parece desgastar el espacio, por el efecto del poder de contracción que representa y que tiende a reducir la expansión espacial a la que se opone.


En esta acción,el tiempo transcurre con una velocidad creciente ya que no es homogéneo sino que está "cualificado" de diferentes formas en cada instante dependiendo de las condiciones de la manifestación a la cual pertenece.
Esta aceleración se hace cada vez más visible en la época actual, pero de hecho existe continuamente desde el comienzo hasta el fin del ciclo;por tanto puede decirse que el tiempo no sólo contrae al espacio sino que también se contrae a sí mismo progresivamente, con todo lo que implica, inclusive el correspondiente acortamiento de la vida humana. En la actualidad los seres humanos viven más deprisa que antes y esto es la consecuencia de este fenómeno.
En su grado más extremo,la contracción del tiempo llegaría a reducirlo finalmente a un instante único y entonces la duración habría dejado de existir realmente,pues en el instante ya no hay sucesión alguna.
De esta forma "el tiempo devorador acaba por devorarse a sí mismo ", así que en el límite mismo del ciclo "ya no existe el tiempo". A partir del momento en que queda detenida la sucesión, la totalidad de lo que existe se da en total simultaneidad, lo que también puede expresarse diciendo que "el tiempo se ha convertido en espacio".
Así pues,en última instancia se opera una "regresión" contra el tiempo y en beneficio del espacio: en el preciso momento en que el tiempo parecía acabar de devorar al espacio es, por el contrario, el espacio el que absorbe al tiempo.
En las recientes teorías físico-matemáticas que tratan al complejo espacio-tiempo como si constituyese un conjunto único e indivisible,puede encontrarse una especie de "prefiguración" de tal absorción del tiempo por el espacio.


El tiempo no es una "cuarta dimensión" sino que es comparable con una "cuarta dimensión" en la medida en que, en las ecuaciones del movimiento, el tiempo desempeña el papel de una cuarta coordenada que se añade a las tres restantes representativas de las tres dimensiones del espacio,esto corresponde a la representación geométrica del tiempo en forma rectilínea, en realidad, lo que desempeña la función de una cuarta coordenada es lo que los matemáticos llaman el "tiempo imaginario".
Tiempo imaginario es una notación matemática estrictamente convencional pero que adquiere en este caso un significado bastante inesperado. En efecto, decir que el tiempo debe tornarse "imaginario" para poder ser asimilado a una "cuarta dimensión" del espacio, en el fondo es afirmar que para ello debe dejar de existir realmente como tal, o lo que es lo mismo: que la transmutación del tiempo en espacio, es verdaderamente realizable en el fin del tiempo sin que esto signifique el fin del espacio.

Por ser el tiempo una de las condiciones determinantes de la existencia corpórea, es evidente que en cuanto es suprimido quedamos fuera de este mundo; nos encontraríamos en tal caso dentro de una "prolongación" extracorpórea de este mismo estado de existencia individual del cual el mundo es una simple modalidad.
El final del mundo corpóreo no supone en modo alguno el final de este estado considerado en toda su integridad.
El fin de un ciclo como el de la actual humanidad no supone verdaderamente el fin del propio mundo corpóreo, sino en un sentido relativo y solamente respecto a las posibilidades que ,al estar incluídas en este ciclo, han realizado por completo su desarrollo dentro de la modalidad corpórea; en realidad , el mundo corpóreo no queda aniquilado sino "transmutado", recibiendo de inmediato una nueva existencia,puesto que, más allá del "punto de detención" correspondiente al instante único en que el tiempo ya no es;"la rueda empieza de nuevo a girar" para emprender el recorrido de un nuevo ciclo.
"Si se pretende alcanzar la realidad del orden más profundo,puede afirmarse con todo rigor que el "fin de un mundo" no es otra cosa que el final de una ilusión".

"El Reino de la cantidad y los Signos de los Tiempos"René Guénon-Paris-1945.

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