a la mente y el corazón del hombre,
hay uno que es básico y central,
el espíritu inmortal que reposa en el interior humano,
que le confiere vida y existencia,
y sin el cual el ser humano no sería humano
ni sería ser,
ni sería nada, ni podría existir.
Este espíritu se encuentra en el aquí y el ahora,
está tan cerca que no se puede ver,
es tan evidente que creemos desconocerlo.
Para alcanzarlo basta con no ir a ningún lado,
pero verlo es imposible,
porque no somos nosotros los que vemos
sino que es Él el que ve.
Por las noches ,en la fase más profunda del sueño,
nuestra consciencia descansa,
y en este reposo,
en el que el cuerpo , la mente y la atención desaparecen
y las energías se renuevan,
sólo queda de nosotros nuestro ser más esencial,
como un ojo eterno e infinito que mira la nada,
como un lago sin ondas
de aguas quietas y cristalinas.
Durante el día también se puede ser testigo
de esta nada sin límite,
y comprender que existimos al margen
del espacio y del tiempo,
que no nacemos ni podemos nacer,
que no morimos ni se nos puede matar.
¿Cual es ese ser esencial, esa conciencia
que reposa en el centro de todo ser ?
Ese ser es el ser de todos los que son,
esa existencia es la existencia de todo lo existente,
esa vida es la vida de todo lo que está vivo.
Ese espíritu es la esencia de todos los seres,
y es al mismo tiempo la esencia, la vida
y la existencia del Único Ser.
Porque si los cuerpos y las mentes son individuales
nuestro espíritu es único y común.
No existe un espíritu para cada persona,
existe un espíritu común a todos,
lienzo en el que se pintan todos los colores,
arcilla que forma todas las formas.
No existe una vida para cada ser vivo,
existe una Vida ,una sola y única vida,
un solo y único Ser.
No existe una inteligencia para cada ser inteligente,
existe una sola y única Luz o Inteligencia,
un solo Ser, un solo y único Espíritu
que todos compartimos.
Yo mismo lo he visto --es un decir--
despojado de todos sus ornamentos,
desnudo en mí.
Tú mismo lo has visto,
todos y cada uno de los instantes de tu vida.
En el centro mismo de tu ser,
mora este espíritu inmortal en estado puro,
como una potencia que espera,
como la esencia sin medidas.
En lo más alto luce este sol,
alumbrando a todas sus criaturas,
por todas partes se distribuye este espíritu
inmortal,
pues todo lo que es,es su Ser.
Yo no soy el pensamiento
sino el testigo del pensamiento,
yo no soy el sueño,
sino aquel que sueña.
¿Quién soy yo entonces ?
-se pregunta otra vez-.
Y se ha de responder:
Yo no soy mis percepciones
soy aquél que las observa.
En vez de mirar hacia fuera,
vuelve los ojos hacia dentro.
Mira al que mira,
atiende al que presta atención,
escucha al que está escuchando.
Y en el mismo centro
de tu ser humano
podrás reconocerte
como la Vida Única y la Vida eterna
que está siempre aquí y en todas partes,
eternamente.
Me pregunto: ¿Cuándo el conocimiento oculto
empezará a ser sencillamente conocimiento ?
Sí,...puede que sea obvio que existe un cuerpo
material
en primera linea de la percepción
--o de nuestras deducciones--,
una forma que nace de la tierra
y a la tierra retorna,
una parte más externa y superficial
que movemos hasta cierto punto
a voluntad.
Un sistema hecho de materia,
crecido a base de alimento,
un instrumento que nos sirve
para experimentar el mundo físico
en el estado de vigilia.
Sistema bien conocido,
por ignorancia nos identificamos con él,
y le llamamos "yo",
pero este cuerpo,
que surge en la concepción y cambia de forma
a lo largo de la vida,
que se disgrega y desaparece en la muerte,
no es nuestro verdadero ser.
Efímero y cambiante,
en constante mutación,
el cuerpo es
tan solo una envoltura,
un traje del que nos podemos desprender,
un vehículo que nos lleva de aquí para allá.
Nuestro verdadero ser,
absolutamente real,
es siempre igual a sí mismo,
no sufre variación con el paso de los años,
no se ve afectado
ni por los cambios físicos
ni por las circunstancias de la vida.
Y entonces nuestra vida
es algo más que comer y dormir,
que gozar y sufrir
hasta que llegue la muerte.
Tiene otra dimensión,
se desarrolla a un nivel mayor,
más profundo e importante,
que es necesario conocer.
Pero sí sabemos una cosa,
segura y cierta como ninguna otra.
Que existe al final y al principio,
ahora y siempre,
un espíritu eterno,inmortal,
no sujeto a límites,
en el mismo centro de cada ser,
en el mismo centro del universo,
en lo más alto a los ojos del hombre.
Este espíritu basta.
Es lo único indispensable.
Él es la esencia o barro de la que estamos
hechos,
la base de la conciencia del yo.
Profundo y sin límite,
pura existencia de todas las cosas
su naturaleza es vida,
es esencia,
Ser.
No se engañen,
el hombre es responsable de sí mismo,
aunque Dios ,nuestro Padre, lo sea,
de todos y de todo.
¿Qué más puede hacer aquel
que desea encontrar el tesoro
que yace en el mismo centro de su ser?
¿qué más puede hacer el que necesita de la Luz?
Fluir, desapegarse de lo material,
convertirse en el testigo imparcial,
del espectáculo de la existencia,
mirar sin barreras,
desde el principio de los seres y las cosas.
Mientras tanto puede
--hasta que vea con claridad lo que hay que hacer--
cumplir con su deber,
adelantándose a apetencias y caprichos;
mas adelante
renunciará incluso
al fruto de sus actos
y se convertirá en el buen
servidor de Dios.
Ni siquiera la muerte ha de causarnos miedo,
precisamente la muerte no ha de causarnos miedo.
Mientras no seamos capaces
de mirarla cara a cara
y sigamos huyendo de ella,
no podremos conocer
lo que en nosotros es inmortal.
Presta atención
al que presta atención.
Vuelve los ojos hacia ti mismo
y observa al observador.
Un ojo que se mira a sí mismo
no puede verse;
pero no se trata de ver
sino de Ser.
¿Quién soy yo?
--preguntó el hombre--
Y obtuvo por respuesta :
Soy el Ser que se encuentra a sí mismo
en el camino del tiempo,
en todos y cada uno de los seres.
Glorioso el día en el que el ser humano
comprende
que su espíritu es inmortal e ilimitado,
que puede dejar de ser humano,
pero nunca va a dejar de ser quien es.
En su mismo centro,
mora su espíritu imperecedero
su espíritu inmutable,infinito y sin forma,
el testigo de su propia obra,
potencia en su reposo,energía en su acción,
Ser sin principio ni final.
Y en este estado de consciencia pura,
se conoce a sí mismo por fin
como un Ser que vive más allá de las formas,
no limitado por espacios ni tiempos,
no nacido y no mortal.
Existencia eterna
que nunca muere
a la que nadie nace,
que se mantiene serena
más allá de estos cambios de peinado
que son la vida y la muerte;
¿por qué habríamos de tener miedo
a morir si realmente nunca moriremos ?
Morirán los cuerpos,
la materia se moverá de sitio,
cambiaremos de forma o de dimensión
pero no podemos morir.
¿Donde está este Espíritu
que parece tan misterioso ?
Está aquí,
está ahora y siempre.
No está escondido,
es demasiado obvio.
No es un objeto de la consciencia,
sino la Consciencia misma.
No es un oscuro secreto,
es claro como un cristal
tan limpio que nadie lo puede ver.
¿Y quiénes somos si Él lo es todo ?
Somos Ese Espíritu.
Somos Él,
Yo soy Él, Tú eres Él,
Todos somos Él,
el Único,el Uno sin segundo.
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